- No me sonrías así.
- ¿Por qué no?
- Porque no sé qué significa.
- ¿De dónde sacaste ese gusto exótico?
- ¿A qué te refieres?
- No puede haber sido de aquí.
- ¿Por qué no?
- Porque a este lugar viene la gente cuando se cansó de vivir de verdad. Gente que cree que emocionante es un cartel de Silencio en la biblioteca. Deberías estar ahí, llevándote el mundo por delante. Mostrándole tus zapatos de duende a hombres raros.
- Me gusta mi vida.
- Te gusta todo.
- Aquí soy feliz.
- No deberías serlo.
- ¿Quieres que sea más parecida a las chicas que conoces? Que vaya a Londres y me case con alguien como Rupert.
- Creo que él ya tiene novia.
- E ignorar que en cinco años se acostará con su secretaria. Y quejarme de él en las fiestas sabiendo que no me dejará para no pagar manutención y tener relaciones cada seis semanas y escucharlo decir cuánto ama a los niños mientras no hace nada por ellos. Y tener el cabello perfecto pero el rostro desencajado por nunca decir lo que realmente pienso y desarrollar un vicio loco por Pilates y comprar un perro o un caballo enamorarme del instructor de equitación y ver a mi esposo comenzar a correr a los 40 y comprarse una Harley y saber que cada día que va a la oficina y mira a los jóvenes siente que, de alguna manera, ¡lo engañaron! Y abandonarlo de todos modos y regresar aquí para que los niños tengan una infancia feliz.
- ¡Vaya!