- ¿Qué dices? ¿Vas a bailar conmigo?
- ¿Qué? ¿Cuántos de esos te tomaste?
- Vamos a darles a estos tontos algo de qué hablar.
- Está bien.
- Él está arruinando todo.
- Y ella.
- ¿Están todos escandalizados?
- Sí.
- Sí. Acércate. Hueles increíble. Nunca hubiera tenido esos pechos tan cerca si no estuviera en esta silla.
- ¿De veras? Nunca habrías mirado estos pechos de no estar en una silla de ruedas.
- ¿Qué? Por supuesto que sí.
- No, no lo habrías hecho.
- Habrías estado ocupado con rubias de piernas largas. Esas que huelen el dinero a 50 metros. Yo habría estado allí sirviendo las bebidas. Una de las invisibles. ¿Tengo razón?
- Sí, pero en mi defensa yo era un desgraciado.
- Sí.
- ¿Sabes algo, Clark? Tú eres casi lo único por lo que quiero levantarme en la mañana.
- Entonces vayamos a algún lugar. A cualquier lugar del mundo. Solo tú y yo. ¿Qué dices? Di que sí, Will.
- Vamos.