- Sabes, ¿no?
- Sí.
- Hace dos años que estoy con él. Su vida es difícil. Cuando está contigo esconde su dolor. Pero hubo veces en que me quedé y lo oí gritar. En sus sueños, aún corre o esquía hace cosas y cuando se despierta no hay nada que pueda decirle. No puedo juzgarlo por lo que quiere hacer. Es su elección.
- Pero eso fue antes de mí.