Nuestro mayor miedo ha sido siempre el conocimiento de nuestra propia mortalidad. Pero esta noche ¡Abofetearemos con el guante de la ciencia la espantosa cara de la muerte misma! ¡Esta noche ascenderemos a los cielos! ¡Nos burlaremos del terremoto! ¡Seremos los señores del trueno y penetraremos en el útero mismo de la propia e inescrutable Madre... (continúa)