Y tú me pedías perdón a mí por haber huido. Lloraste y diste tus razones. ¿Acaso puedo yo llorar y dar mis razones? Les diré simplemente que amaba. Cuando vi que te alejabas dejé de ver, de sentir, de oír, sólo pensaba en que te ibas. Sólo pensaba que mi amor se iba y sólo quería estar con ella. (...) Dime, ¿a cuántos amaste depués de él? ¿a... (continúa)