No dejo de tener la esperanza de que algún día tendremos hijos.
Me los imagino corriendo por la casa, los oigo jugando en el jardín o corriendo hacia nuestra cama durante una tormenta. Y me veo leyendoles cuentos y enseñandoles canciones. No dejo de pensar, en cuánto se puede llegar a querer a alguien que aún no conoces.