Y eso, creo, era lo principal, esa sensación de victoria inevitable sobre las fuerzas del mal y de lo viejo. No en una forma mezquina o militar; no necesitábamos eso. Nuestra energía simplemente prevalecería. No tenía sentido pelear, de nuestro lado o del de ellos. Teníamos todo el impulso; estábamos montados en la cresta de una ola alta y... (continúa)