- No lo entiendo ¿Por qué demonios le has abierto? No llevaba nada en las manos, podía haber abierto ella solita.
- Se llama cortesía.
- Sí, pero en mi opinión pareces un pelota.
- ¿Tú crees?
- Claro joder, con esa actitud tan chorra no te vas a comer una rosca, puedes creerme, ya lo he intentado.
- Da igual, yo como de todo.
- ¿Estás de... (continúa)