- ¿No tiene nada que decirle usted padre? Al menos podría decirle que tuviera fé en Dios ¿no?
- Pediré por él durante el resto de mis días. Pero no pondré a prueba su fé con esa estupidez.
- ¿Y usted se llama sacerdote?
- Esto es un producto de su profesión, no de la mía.