¡Oye bocazas, para mí no eres más que una cagada de perro! Y a una cagada, pueden pasarle varias cosas: recogerla con una pala para limpiar la calle; secarse y llevársela el viento o terminar aplastada por las pisadas. ¡Así que abre los ojos y mira dónde te caga el perro!