Pinocho trabajó hasta medianoche. Y en vez de hacer ocho canastas hizo dieciséis. Luego se fue a la cama y se durmió. En sus sueños vio un hada, hermosa y sonriente que le dio un beso diciendo: Valiente Pinocho por tu buen corazón te perdono todas tus travesuras del pasado. Pórtate bien en el futuro y serás feliz. El sueño terminó y Pinocho se... (continúa)