- ¿Nos dejáis?
- Sí señora es... lo que me dicta mi honor.
- ¿Vuestro honor? ¿Y vuestro corazón que dice?
- No lo sé...
- ¿No lo sabéis?
- No... ¿que me aconsejáis?
- Pues bien, os aconsejo que salvéis vuestro honor.
- ¿Me lo aconsejáis?
- Ciertamente.
- Bien señora... (continúa)