No hay que tener vergüenza y decir las cosas bonitas, porque bastante feo está el mundo para estropearlo nosotros, porque ser amable no cuesta dinero. Yo toda mi vida he estado fregando escaleras, terrazas y de todo, y sé que lo blando gana a lo duro, pues yo no he visto mancha por muy dura que sea que no salga con el agua. Hay tanta gente sola... (continúa)