- ¡Eh, quieto ahí, amigo! No voy a dejar que vuelvas a hacerle daño a Janey, ¿vale? Y además: yo la amo.
- Yo también.
- Eeeeh... sí, pero soy su mejor amigo y he estado ante sus narices todo el tiempo, aunque ella aún no se ha dado cuenta, pero lo hará.
- Y yo soy el tío guay reformado que se da cuenta de que estaba equivocado, y ella va... (continúa)