Claro que lo iba a pensar por un lado una mujer hermosa, honesta, apasionada, dispuesta a dedicar cada segundo de su vida a hacer de mi un hombre superior. Por el otro, una casa fría, relaciones huecas, seguir siendo siempre la misma persona. ¿Cómo no lo iba a pensar? Y la verdad es que muy bien no lo pensé.