No era Mozart el que reía, padre, era Dios. Dios se reía de mí a través de aquella obscena risa. ¡ Adelante Signore, reid !. Mostrad mi mediocridad y que la vean todos. Algún día me reiré yo. Antes de abandonar este mundo me reiré yo de Vos.
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Enviada por Wixie hace 9 años
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