Pánico. Se acercó a mi espina como las primeras vibraciones de un frenesí ácido. Ahí estaba yo. Solo en Las Vegas, completamente torcido por las drogas, sin dinero en efectivo, sin historia para la revista, y como si eso fuese poco, una gigantesca condenada cuenta de servicios del hotel para pagar. ¿Cómo manejaría Horatio Alger esta situación?
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Enviada por roque hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de la película Miedo y asco en Las Vegas.